Nació por causas del destino en Valencia, vivió en Cuenca hasta los 30 años y ahora sigue viviendo (hasta que Dios quiera) entre Cuenca, Elche y Alicante.
Cuando a los 11 años vio publicada su primera poesía en una revista, supo que el destino le había tocado con una varita mágica. Le gusta el color amarillo, quedarse horas y horas pensando en las madrigueras de las musarañas y perder el tiempo imaginando soluciones a los problemas cotidianos.
Sus obras han recibido numerosos premios desde 1981, tanto de narrativa adulta como infantil, nacionales e internacionales.
Su última obra por el momento, publicada con nosotros, es Poemario estrafalario de palabras olvidadas, ilustrada por Miguel Ángel Díez